Arte rompe fronteras
Idea, Proyecto y Dirección: Blanca María Monzón.
El jueves 8 de enero a las 19 se inaugura en el Centro Cultural Borges la muestra Recorridos místicos del artista Juan Larrea en el marco del proyecto curado por Blanca María Monzón, Arte rompe fronteras. Cuyo propósito está centrado en la idea de dar cuenta de la relevancia de la plástica en Argentina, dentro del contexto de la ciudad de Buenos Aires.
Dicho objetivo apunta a que los artistas del interior del país accedan al derecho, de mostrar y difundir su obra. Lo cual implica por una parte, una toma de conciencia colectiva. Y por otra, genera la posibilidad de que el reconocimiento como unidad contribuya al respeto por las diversidades.
Otorgarle a nuestro arte el espacio que se merece, más allá de sus propias fronteras espaciales, permite conferirle un sentido unívoco al quehacer artístico de nuestro país, a la vez, que se revitaliza la imagen de cada ciudad desde el aporte de su plástica.
La obra de Juan Larrea describe un largo trayecto centrado en la intención explícita, de jugar todo el tiempo “a atrapar la luz entre las formas”. La luz es la protagonista de su obra y la representa a través del color.
Su extensa trayectoria profesional aparece claramente vinculada a la corriente de la neoabstracción, a la cual se integra en la década de los sesenta. Aunque con una formulación siempre muy personal: Su pintura adhiere por una parte, a los principios constitutivos de la percepción visual. Y por otra, aborda y continúa las prácticas del concretismo. Y si quisiéramos pensar en un referente muy lejano podríamos nombrar al Orfismo.
La problemática que plantea la abstracción como territorio sígnico (no reconocible referencialmente), no le impide dar cuenta de una realidad, que aparece sujeta a la coyuntura de lo poético. Por lo tanto la carencia simbólica, no repercute tanto al vaciamiento de cualquier tipo de referente, sino fundamentalmente a su densidad semántica.
El tema es que en todo caso esa semántica no es identificable lingüísticamente hablando. En otras palabras, la estética que postula Juan es dueña de autonomía discursiva y de una singular sintaxis, la cual nos permite realizar esos “recorridos místicos”.
Dichos recorridos son los que percibimos como mundos sensibles, los mismos que evocan una lengua anterior a la Lengua.
Esta pintura pone en juego a través de la luz otro espacio, “el metafísico”, hay una búsqueda, que el creador de esta obra llama “música”, que es una actitud emotiva frente a su trabajo, que oficia de apertura del ser hacia lo trascendente.
Quehacer, que está relacionado con la búsqueda de la luz y con la construcción de un espacio desde sus propias referencias internas y en obediencia a la ley de su propio deseo. Poblado por todos los signos, que la angustia y la fantasía liberan para poder sobrevivir a la realidad.
Las imágenes que conforman las diferentes series, no son elaboradas como construcciones destinadas a justificar una narrativa, ni siquiera fragmentaria. Si hay un relato es de contenido óptico y visual y, en todo caso está compuesto de ausencias, y si hay un gesto pertenece como subraye arriba, al orden de lo metafísico.
Allí reside la seducción de Larrea, en esa paradoja de libertad duramente controlada por un rigor compositivo, donde la forma establece un diálogo de estricta musicalidad entre el color y la luz. Así los planos adquieren volumen, proyectan sombras, sugieren profundidades y principalmente generan movimiento.
En ese momento, nosotros los espectadores, actualizamos esa funcionalidad en apariencia despoblada, la cargamos con nuestros propios signos y participamos de un particular y maravilloso recogimiento, que nos induce a reflexionar sobre la trascendencia del ser y sobre la búsqueda de nuestra luz interior.
La muestra permanecerá en exposición hasta el 25 de enero.
Centro Cultural Borges
Viamonte esq. San Martín
Horario de 10 a 21 de lunes a sábado.
Y de 12 a 21 domingos y feriados
Más información: 5555-5359
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